Yo en el fondo del mar

En el fondo del mar

hay una casa de cristal.

 

A una avenida

de madréporas

da.

 

Un gran pez de oro,

a las cinco,

me viene a saludar.

 

Me trae

un rojo ramo

de flores de coral.

 

Duermo en una cama

un poco más azul

que el mar.

 

Un pulpo

me hace guiños

a través del cristal.

En el bosque verde

que me circunda

—din don… din dan—

se balancean y cantan

las sirenas

de nácar verdemar.

 

Y sobre mi cabeza

arden, en el crepúsculo,

las erizadas puntas del mar.